En esta primera semana de desescalada en Madrid y principales capitales, en el Congreso ya han comenzado otra vez a tirarse trastos a la cabeza unos a otros. A vece se nos quitan las ganas de todo. Queremos de nuevo agradecer la fuerza y apoyo que nos trasmites para seguir trabajando.
La responsabilidad que plantea esta tarea, poética, frente al mundo es cada vez mayor y sentimos más importante que nunca antes el apoyo mutuo, en todos los ordenes. La guerra que está viviendo el mundo con este virus, siento es el comienzo de la mutación tecnológica que se nos viene encima, o mejor dicho, la aceración en la que entra que, unida a la convivencia de niveles de conciencia tan dispares, plantea retos y distancias cada vez mayores. No tardaremos nosotros o nuestros nietos, en vivir conectados a una red desde el cerebro o plagados de chips para el control de la supervivencia. Creemos urgente, el cambio desde el pensar que plantea el conocimiento de la ciencia del espíritu desde la conciencia del proceso creativo, que permite vivenciar la esencia del cambio – interno primero – y conocer sus “herramientas”, para adaptación al entorno tecnificado, preservación y liberación del alma humana.
Añado los primeros versos del X de los Sonetos a Orfeo de Rilke cuya visión profética ya estaba percibida en febrero de 1922 en relación a la máquina, del XII en relación al deseo de cambio; otra de Ramón Gaya de nuevo, escrita en plena Guerra Civil en relación a la supuesta innovación (término asociado hoy a lo tecnológico) o la profunda vuelta al origen del que crea, consciente y libre.
X
“La máquina amenaza todo lo adquirido, si es que osa
instalarse en el espíritu en lugar de hacerlo en la obediencia.
Para que no se luzca el vacilar, más bello, de la espléndida mano,
corta ella firme la piedra para la construcción más firme (…)”
XII
“Desea el cambio. Oh, sé entusiasta de la llama;
dentro de una cosa se te escapa que hace alarde de transformaciones.
aquel espíritu que proyecta y maneja lo terreno nada ama
tanto en el vuelo de la figura como el punto de quiebre.
Lo que se encierra en la permanencia está ya petrificado,
¿es que se cree seguro al amparo del gris anodino?
Espera, lo duro nos advierte sobre algo más duro desde la lejanía
¡Ay, el ausente martillo se prepara para el golpe! (…)
Rilke. Sonetos a Orfeo. Colección Visor de Poesía, Madrid 2014.
«Los verdaderos innovadores – quiero decir Giotto, Masaccio. Van Eyck, Miguel Ángel, Tiziano, Velázquez, Cezanne, Picasso – no es que un día amanezcan , diríamos, un lunes y de buenas a primeras se lancen a inventar cosas, novedades, modernidades, sino que vuelven los ojos y las orejas hacia ese fondo animal, maternal y encuentran allí en lo más lejano, casi escondido, desapercibido lo que nos faltaba. Los simples novedosos, ya es sabido, apedrean a los originales, es decir a los que vienen de un origen real.»
Ramón Gaya. Pág.45 .Obra completa Tomo II. Pedro Serna I y II. editorial Pretextos.